Entrevista
María Jesús Lorente se convirtió en 2022 en la primera mujer en presidir CEPYME Aragón (Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa) después de una larga trayectoria profesional vinculada al ámbito asociativo en el mundo empresarial.
Licenciada en derecho y con formación en el campo de los recursos humanos y riesgos laborales, en 1996 fundó Bioknostic, un grupo empresarial formado por empresas de en la vanguardia del sector de la biotecnología y la industria eléctrica. En la actualidad es su consejera delegada. Desde 2017 es profesora adjunta en la Universidad de Zaragoza. En esta entrevista defiende la necesidad del asociacionismo entre las pymes aragoneses para afrontar los desafíos de futuro con mayores garantías de éxito.
¿Cuál sería el perfil tipo del pequeño y mediano empresario aragonés?
El tejido empresarial en Aragón se caracteriza por una elevada presencia de pequeñas y medianas empresas especialmente microempresas y autónomos sin asalariados. Las pymes son el motor de la economía aragonesa y representan el 99% del total de empresas en la región. Aragón cuenta con más de 89.000 pymes, de ellas el 40% son autónomos, de ahí el eslogan que utilizamos en la Confederación “Mejores Pymes, Mejor Sociedad”.
Uno de los principales problemas identificados entre las pymes y microempresas es la dificultad para retener el talento que surge en Aragón. Por el tamaño de nuestras pequeñas y medianas empresas ¿nos tenemos que resignar a esa fuga de talento a otras comunidades?
Los factores que más valoran los empleados para quedarse en una empresa son el reconocimiento, las oportunidades de crecimiento, el ambiente laboral, la flexibilidad y la conciliación. Estos aspectos pueden compensar la posible diferencia salarial o de prestigio que ofrezcan otras empresas más grandes o ubicadas en zonas más dinámicas. Por tanto, las pymes y microempresas pueden retener el talento si ofrecen a sus empleados un trato justo, una formación continua, una cultura empresarial positiva, una adaptación a sus necesidades y expectativas, y una participación en el proyecto. Además, pueden aprovechar las ventajas de su tamaño reducido, como la cercanía, la comunicación, la agilidad y la innovación.
¿El tamaño importa? Hay una idea cada vez más extendida de que el futuro lo afrontarán mejor las empresas de mayor tamaño y músculo económico…
Debemos decir que importa y mucho si hablamos de productividad, precisamente el pequeño tamaño de nuestras pymes explicaría esa baja productividad que tenemos en nuestro país, sólo el 0,16% del tejido empresarial son grandes empresas y es en las pequeñas, en las microempresas, donde esos recursos y esa capacidad para afrontar los desafíos constantes son mínimos. Nuestra productividad, como digo, está por debajo de la media europea y solamente cuando se empieza a crecer observamos que se tiene más recorrido. Las pymes, por ejemplo, de 20 trabajadores estarían en esa línea, son capaces de evolucionar más y mejor y pueden afrontar con mejores recursos todos los desafíos que se plantean. La realidad sigue siendo tozuda y en Aragón por ejemplo el 95% del tejido empresarial son pequeñas empresas. De éstas, las que tienen entre 1 y 9 trabajadores son las que mayores dificultades tienen para subsistir. Insisto, cuanto más pequeña, más dificultades.
¿Qué opinión tiene de la decisión del gobierno, junto con los sindicatos, de subir un 5% el Salario Mínimo Interprofesional?
No me parece que se esté abriendo el debate en el mejor momento y el hecho de tomar decisiones fuera del Diálogo Social no ayuda. He de decir que una subida del SMI implica un aumento directo de los costes laborales para las empresas, para las pymes y los autónomos, que a menudo operan con márgenes muy estrechos. Además, las pymes suelen tener menos capacidad para automatizar o externalizar tareas, lo que significa que dependen en gran medida de la mano de obra local. Esta subida puede suponer la contratación de nuevo personal o no. El aumento del SMI puede afectar a la sostenibilidad de las pymes. Pese a ello, no todo es negativo; es importante destacar que una subida del SMI también puede tener efectos positivos para las pymes. Un salario más alto puede mejorar la motivación y la productividad de los empleados, lo que a su vez puede beneficiar a la empresa.
La conflictividad social en Aragón ha sido tradicionalmente muy baja. Se ha alabado siempre la capacidad de diálogo de nuestros agentes sociales. ¿Podemos seguir presumiendo de esa paz social como un activo de nuestra Comunidad?
Me gusta que me preguntes por la paz social. ¿Sabías que Aragón es la única Comunidad que tiene de forma ininterrumpida un pacto de dialogo social desde hace 39 años? Aragón ha sido históricamente una región con una baja conflictividad social, gracias al diálogo y la colaboración entre los diferentes actores sociales. Sin embargo, he de explicar que la paz social no puede darse por sentada, sino que requiere de un esfuerzo constante y de una adaptación a los nuevos retos y demandas de la sociedad. Nosotros en CEPYME entendemos que el diálogo y la paz social que conlleva es un intangible que debemos poner en valor. El dialogo social para la sociedad es como la salud para las personas, solo se valora cuando se pierde.
En más de una ocasión ha hablado de la importancia del asociacionismo como medio para fortalecer el tejido empresarial. ¿Considera que hay en el empresariado aragonés conciencia sobre la importancia de estar unidos?
Totalmente, porque además se necesita. Soy una mujer convencida de que facilitar, cooperar y colaborar entre unos y otros solo lleva al éxito. El asociacionismo es una herramienta clave para el fortalecimiento del tejido empresarial, ya que permite a las empresas compartir experiencias, recursos, conocimientos, oportunidades y retos, y defender sus intereses comunes ante las administraciones públicas y otros agentes sociales. El asociacionismo contribuye al desarrollo económico, social y territorial de Aragón, fomenta la innovación, la competitividad, la responsabilidad social y la cooperación entre las empresas y con otros sectores de la sociedad.
En el Pirineo aragonés las pequeñas y medianas empresas tienen un perfil muy diferente al que puede encontrarse en Zaragoza. ¿Cómo se observa desde CEPYME la realidad de un sector empresarial tan dependiente del turismo y el sector servicios?
Tienen un perfil propio, sin duda. Tiene líneas transversales del sector turismo que cumple patrones propios. En muchas ocasiones, cuando damos los datos del paro y los sectores, pienso en las empresas del Pirineo. En nuestra Comunidad tiene altos índices de estacionalidad y eso hace que el empleo no sea estable. Es un hándicap al que nos enfrentamos y con el que al menos debemos contar. En CEPYME hemos observado además que la pandemia llevó a una situación límite a muchos sectores y en el caso del turismo de nieve no nos podemos olvidar de que además dependemos del cielo. La realidad es esa, se requiere de mucha estrategia empresarial y diseño de productos para afrontar el día a día. Que se diversifiquen líneas de ayuda o que haya más bonificaciones no depende de nosotros, pero sí que somos interlocutores con las administraciones. Por ello incido en el mensaje de la Confederación, es bueno unirse y hacer llegar las necesidades día tras día.
Usted ha sido la primera mujer en presidir CEPYME Aragón. ¿Sigue habiendo un techo de cristal que impide a las mujeres alcanzar puestos de liderazgo y responsabilidad en el ámbito empresarial?
Claro que sí. Es más, la experiencia me ha enseñado que la única manera de romper ese techo es estando y representando en los puestos de dirección donde se toman decisiones.
Pero me gustaría aprovechar esta pregunta para darle la vuelta a la cuestión y argumentar sobre el famoso “techo de cristal”. Si lo pensamos ¿en qué objetivos de mérito y capacidad se basa el famoso techo? En ninguno, muchas de las noticias se basan en estereotipos, prejuicios y normas culturales que asignan expectativas diferentes a hombres y mujeres, y que pueden ser modificados con educación, sensibilización y concienciación.
Creo que el “techo de cristal” no es una barrera insalvable, sino que se puede superar con medidas legislativas, políticas públicas, acciones positivas y buenas prácticas que promuevan la igualdad de oportunidades, la conciliación, la corresponsabilidad, el liderazgo femenino y la participación de las mujeres en los espacios de poder y decisión.
