Las estaciones de esquí españolas han invertido este año 74 millones de euros para renovar y ampliar su oferta y servicios. Alrededor de 44 millones de euros se han destinado a nuevos remontes y más de quince millones al acondicionamiento de las pistas (incluyendo nuevos cañones de nieve artificial), según los datos de la Asociación turística de estaciones de esquí y montaña de España (Atudem). Esta cifra supone un incremento del 10,5% respecto al desembolso del año anterior. Además, es la mayor cifra jamás invertida por las principales estaciones de esquí de nuestro país. Apenas ocho de estos millones han ido a parar a las estaciones de esquí aragonesas; y de ellos seis proceden de ARAMON. El sector de la nieve en Aragón genera más de 200 millones de euros al año y aporta el 7% al Producto Interior Bruto de la Comunidad, un 10% en el caso de la provincia de Huesca, según los datos aportados por el Gobierno de Aragón.
Cuando aún resuena la controversia por la fallida unión de las estaciones de esquí de ASTUN y ARAMON Formigal a través de Canal Roya, en el resto de las zonas de nieve españolas se sigue invirtiendo con el horizonte puesto en transformar las estaciones de esquí en estaciones de montaña. Sierra Nevada ha realizado esta temporada la mayor inversión de su historia, 32 millones de euros, con la instalación de cuatro nuevos remontes de última generación y la modernización de sus sistemas de producción de nieve de cultivo. Parte de este dinero ha llegado procedente de los fondos FEDER React, integrados en el paquete de ayudas Next Generation de la Unión Europea. Además, su Plan Estratégico contempla inversiones cercanas a los 400 millones hasta 2030. Desde su puesta en marcha en 2019, este Plan ha propiciado ya la instalación de dos nuevos telesillas, la renovación de casi todo el viejo sistema de nieve producida y la digitalización de los accesos a pistas y parquin, entre otras actuaciones.
Baqueira Beret ha destinado esta temporada 12,75 millones de euros a la mejora de sus instalaciones: incorpora 66 cañones de nieve de cultivo y ha reordenado pistas y añadido trazados, lo que le permite sumar un total de 170 kilómetros esquiables. Además, se ha completado la renovación del Hotel Montarto y la actualización de la cafetería La Choza. Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya (FGC), la empresa pública que gestiona La Molina, Espot, Port Ainé, Vallter 2000, Vall de Núria y Boí Taüll, ha invertido esta temporada 10 millones de euros para afrontar el cambio climático y potenciar sus estaciones de esquí, proyectando una evolución de los centros de nieve a estaciones de montaña. Llama la atención en este ranking los 10 millones invertidos por Valgrande-Pajares, en la cordillera cantábrica.
La inversión de Grandvalira Resort (Ordino Arcalís, Pal Arinsal y Grandvalira), en Andorra, para esta temporada ha alcanzado los 34,5 millones, prácticamente el doble que la pasada, y la partida más elevada de los últimos años. Las principales inversiones se han centrado en nuevas infraestructuras e instalaciones, con un nuevo telesilla en Pal Arinsal y en Grandvalira, un nuevo edificio multifuncional, también en Grandvalira, así como la optimización del sistema de innivación en todas las estaciones.
En el Pirineo francés la mayor parte de las 38 estaciones que operan en la actualidad están inmersas en proyectos que van a suponer inversiones por valor de más de 80 millones de euros durante los próximos años. El objetivo no es solo mejorar sus servicios durante el invierno sino avanzar en lo que se conoce como “Modelo 4 estaciones”; es decir, convertir las estaciones de esquí en estaciones de montaña para que tengan actividad durante todo el año, incorporando el senderismo, la bicicleta, el termalismo u otras actividades vinculadas con la naturaleza.
La misma tendencia se observa en el resto de Europa, donde en los últimos años se han realizado cuantiosas inversiones para renovar viejos remontes con tecnología de última generación, ampliar y conectar zonas esquiables y mejorar los sistemas de producción de nieve de cultivo. Hay interesantes ejemplos como el de la estación de Super-Besse, en el macizo central francés, que el pasado año inauguró un nuevo sistema de innivación artificial que la ha permitido abrir la zona baja de la estación desde el 15 de diciembre, lo que ha generado un importante impacto en la economía del territorio. Es la primera estación de esquí francesa que garantiza la cobertura de nieve en su dominio esquiable de cota baja desde el inicio de la temporada.
Doppelmayr, empresa líder mundial en la construcción de sistemas de transporte por cable de alto rendimiento, instaló sólo en 2022 un total de veinte nuevos remontes de alta generación y remodeló otros once en estaciones de esquí de Francia, Italia, Suiza y Austria. Es un sector en pleno crecimiento pero que no es ajeno a las consecuencias del cambio climático. La mayoría de las estaciones de esquí del mundo, incluidas las españolas, han asumido que tienen que adaptar su modelo de negocio a las nuevas circunstancias y apostar por actividades e inversiones que les permitan permanecer abiertas y ser rentables todo el año.
Una temporada como la actual, de escasez de nieve hasta su tramo final, podría compensarse con la actividad y el negocio generado durante el verano por los mismos remontes que transportan esquiadores durante el invierno. Evolucionar de una estación de esquí a una estación de montaña está ya en el discurso que sostienen todos los agentes vinculados a la industria de la nieve en España, aunque se insiste en que “adaptarse” no significa “renunciar” a la actividad invernal porque, como indica Fernando Montón, consejero delegado de Candanchú, “los avances tecnológicos en el sector nos van a permitir depender menos de la nieve natural y plantear nuevas fórmulas de negocio”.